EL OBJETIVO DE ESTA PÁGINA

Recuperar los Sermones de San Bernardo de Claraval para facilitar su conocimiento y divulgación. Acompañar cada sermón con una fotografía, que lo amenice, y un resumen que haga más fácil la lectura. Intentar que, al final de esta aventura intelectual, tengamos un sermón para cada día del año. Un total de 365 sermones. Evidentemente, cualquier comentario será bienvenido y publicado, salvo que su contenido sea ofensivo o esté fuera del tema.

sábado, 30 de diciembre de 2017

LOS TRES BESOS


1.Que me bese con el beso de su boca. Hay tres clases de besos: el primero es el de los pies, el segundo el de las manos, y el tercero el de la boca. al convertirnos besamos los pies del Señor. Estos pies son dos: la misericordia y la verdad. Dios los imprime en el corazón de los que se convierten, y el pecador verdaderamente convertido abraza esos dos pies. Porque si recibe sólo la misericordia, y no la verdad, caería en la preesunción. Y si recibe la verdad y no la misericordia, perecería inevitablemente de desesperación. Pero para salvarse se postra humildemente en los dos pies, quiere condenar sus pecados con la verdad y esperar de la misericordia el perd´´on. Este es el primer beso. 
 El segundo acaece cuando, tras el primer ósculo de la penitencia, nos levantamos para hacer buenas obras. Besamos las manos del Señor al ofrecerle nuestras buenas acciones, o cuando recibimos de él los dones de las virtudes.
 Y el tercer beso tiene lugar después de pasar el llanto de la penitencia y recibir el regalo de las virtudes: el alma invadida de un deseo celeste por la impaciencia de su amor, desea ser introducida en los goces secretos de la cámara interior, y con palabras entrecortadas de tiernos suspiros, canta con el ímpetu ferviente de su corazón: Señor, yo ansío tu rostro. Y tal es la fuerza de ese deseo que el Esposo se hace presente: aquel a quien ella tanto ama, tanto le anardece y por quien tanto suspira. 
 Así pues, el  primer beso consiste en el perdón de los pecados y se llama propiciatorio; el segundo tiene lugar al recibir las virtudes, y se llama beso de recompensa; y el tercero acaece en la contemplación de lo celestial, y se llama contemplativo.
2. No olvidemos que existen dos géneros de contemplación. Unos suben y caen, y otros son arrebatados y descienden. Suben aquellos de quienes dice la Escritura: Al descubrir a Dios, no le tributaron la alabanza y las gracias que Dios se merece. No se mostraron agradecidos porque se atribuyeron a sus propias fuerzas e ingenio lo que Dios les había revelado. Por eso les sobrevino la caída. Su razonar se dedicó a vaciedades. Pretendiendo ser sabios, resultaron unos necios. 
 Los elegidos, en cambio, son arribatados como Pablo y otros más; y descienden para comunicar a los pequeños, del mejor modo que pueden, lo que han visto en el éxtasis del espíritu. Pablo fue aarrebatado y nos lo dice: Si perdimos el sentido es por Dios. Y También nos confiesa cómo descendió: y si somos razonables es por vosotros. Este género de contemplación es al que aspira el alma perfecta para recibir los castos abrazos de su esposo cuando exclama: Que me bese con el beso de su boca. Como si dijera: No pretendo valerme de mis fuerzas, ingenio o mérito para conseguir el gozo de mi Señor; sea él quien me bese con el beso de su boca, es decir, que lo haga él gratuitamente. No busco los frutos de la ciencia ni de la naturaleza, sino los de la gracia: Que me bese con el beso de su boca. 
 Con elegancia insuperable ha indicado la gracia del que actúa, la obra y el modo de realizarla. Al decir: que me bese, muestra la gracia del que actúa; al precisar: con el beso indica la obra realizada, es decir la contemplación; y al añadir: de su boca, explica con evidencia el modo de la obra o cómo se efectúa la contemplación. Aquí la boca significa la palabra.
3. La contemplación es fruto de la condescendencia del Verbo de Dios ala naturaleza humana por la racia, y de la elevación de la naturaleza humana hasta el mismo Verbo por el amor divino. Nadie crea que es absurdo hacer semejantes distinciones en la contemplación del verbo de Dios; es el Evangelio quien atestitua este orden en la encarnación del Verbo. 
 Efectivamente, al saludar el ánger a la Virgen, la primera en aparecer es la gracia: Salve, llena de gracia. Después indica de quién y cuán grande es esa gracia: El Señor está contigo. Añade la obra que realiza la gracia: Bendito el fruto de tu vientre. Este fruto es, sin duda. la encarnación del Verbo. Y la manera de efectuarse esta obra tan insigne la tenemos en estas palabras: ElEspíritu Santo bajará sobre ti  y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra. 
 De estas obras del Verbo, que hemos espigado del Evangelio o o entresacado del Cantar de los Cantares, consta que esta encarnación es fruto exclusivo de la abundancia de la gracia divina y que aquella contemplación no puedeprovenir jamás de la voluntad humana, sino que es puro don de Dios.
4. Hay que advertir que esta contemplación se presenta bajo tres aspectos distintos, según las diversas etapas de tiempo. Primeramente se llama alimento, después bebida, y en tercer lugar embriaguez. Por eso el esposo invita a sus elegidos con estas palabras: Comed, amigos, bebed y embriagaos, carísimos. Mientras viven en esta carne corruptible comen. Pero una vez liberados del cuerpo y trasladados al cielo, se dice que beben lo que antes comían. Contemplan cara a cara y sin esfuerzo lo que creían por la fe cuando peregrinaban en su cuerpo lejos del Señor, comiendo el pan con el sudor de su rotro. Lo mismo que nosotros tomamos con mayor facilidad la bebida que la comida, ya que comer supone alguna molestia y beber es mucho más cómodo. 
 Cuando los santos han llegado a este estado, pueden beber, pero no embriagarse: se sienten frenados en la contemplación perfecta de la divinidad, pues aguardan la resurrección de sus cuerpos al final del mundo. Cuando esto acaezca, el cuerpo se apegará de tal modo al alma y ésta a Dios, que en adelante nada será capaz de apartarla de la embriaguez interior de la contemplación. He aquí por qué al invitarles a comer se les llama amigos; al invitarles a beber reciben el nombre de predilectos; y al invitarles a embriagarse, amadísimos. 
5. Tus pechos son mejores que el vino. La esposa tiene dos pechos, el del gozo y el de la compasión. El vino designa aqui la ciencia del mundo de la que dice la Escritura: su vino es ponzoña de monstruos y veneno mortal de víboras. 
6. Exhalan los más exquisitos perfumes. Al decir los más exquisitos perfumes, insinúa que algunos perfumes son buenos, otros mejores y a todos éstos los superan los óptimos. Veamos, pues, cuáles son estas tres especies de perfumes. El primero se hace con el recuerdo de los pecados, al arrepentirnos de ellos y pedir perdón. Este perfume es bueno para Dios, pues Dios no desprecia el corazón quebrantado y humillado. Se derrama en los pies del Señor y allí mismo recibe la recompensa -el perdón de los pecados-de la boca misma del Señor: Se le perdonan sus pecados porque ha amado mucho. 
 El segundo perfume emana al recordar los beneficios de Dios. Este se derrama directamente sobre la cabeza del Señor, pues las virtudes sólo pueden referirse a Dios del cual proceden. Es un perfume de más valor y de él se dice: ¿A qué viene ese derroche de perfume? Podía haberse vendido por más de doscientos denarios y habérselo dado a los pobres. Pero el Señor aprueba este derroche: Dejadla, ¿por qué la molestáis? A los pobres los tenéis siempre con vosotros, en cambio a mi no me vais a tener siempre. Y además de aprobarlo se lo recompensa: Os aseguro que en cualquier parte del mundo donde se proclame el Evangelio se recordará  también en su honor lo que hecha ha hecho. 
 El tercer perfume se confecciona con los aromas de más valor, como aquellos que llevaban las piadosas mujeres: Compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Pero este perfume no se derrama ni se derrocha pues el Señor no quiso que se derramara sobre su cuerpo muerto, sino que lo guardaran para su cuerpo vivo, la Iglesia santa.
 Así pues, el primer perfume es el de la compunción, y lo consume el fuego de la contrición. El segundo es el de la devoción y arde en el fuego de la caridad. Y el tercero es el de la piedad, que no se consume sino que se conserva íntegro. 

RESUMEN

El beso de los pies se llama propiciatorio y consiste en el perdón de los pecados. Un pie significa la misericordia y el otro la verdad.
El segundo es cuando besamos las manos. Es el beso de recompensa y tiene lugar al hacer buenas obras y recibir dones.
El tercero es en la boca y se llama contemplativo.  Los que consideren que lo consiguen por sus propios méritos caerán desde lo alto. Sólo los que entiendan que llegan allí por la palabra de Dios recibirán, verdaderamente, este tercer beso. 
La contemplación no se logra por nuestro propósito sino por el amor de Dios. 
La contemplación tiene tres fases: comida (se les llama amigos), bebidos (se les llama predilectos) y embriaguez (se les llama amadísimos).
Vino: la ciencia del mundo, alejada de Dios.
Los pechos de la esposa son mejores que ese vino. Uno es el gozo y el otro la compasión. 
También hay tres perfumes:
-El primero es el del arrepentimiento y se derrame en los pies del Señor. 
-El segundo es el de la devoción y se derrama sobre su cabeza como señal de alabanza
-El tercero es el de la piedad que debe conservarse íntegro para utilizarlo en la Iglesia de Cristo. Esel más valioso.


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