EL OBJETIVO DE ESTA PÁGINA

Recuperar los Sermones de San Bernardo de Claraval para facilitar su conocimiento y divulgación. Acompañar cada sermón con una fotografía, que lo amenice, y un resumen que haga más fácil la lectura. Intentar que, al final de esta aventura intelectual, tengamos un sermón para cada día del año. Un total de 365 sermones. Evidentemente, cualquier comentario será bienvenido y publicado, salvo que su contenido sea ofensivo o esté fuera del tema.

domingo, 22 de enero de 2012

PEDRO, PESCADOR DE HOMBRES




Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,14-20): Domingo 22 de Enero 2012

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. 
Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. 
Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.» 
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.
Reflexiones de San Bernardo en el Sermón de los Abades y en el de la Conmemoración de San Pedro y San Pablo:
Hay tres modos de llegar a la libertad de Cristo: en nave, por un puente o nadando. Los que van en una nave pueden asimilarse a los que dirigen la Iglesia y se ven obligados a tomar constantes decisiones sobre su gobierno. Los que van por el puente se asemejan a los que se encuentran con un camino trazado. Son, por ejemplo. Los monjes y fieles que basan sus vidas en tres principios: mortificación, pobreza y obediencia. Los que van nadando recorren un camino lleno de peligros, son como los cristianos que recorren el camino en soledad. 
Recordamos a los santos como San Pedro y San Pablo por estar más despiertos en las vigilias, no como las vigilias de los impíos que son para estar más dormidos y embrutecidos en el pecado.
 De la vida de los santos podemos encontrar ayuda, ejemplo y cierta confusión. Esta última porque eran hombres débiles, hechos de barro, como nosotros y en cambio consiguieron grandes logros espirituales.
 San Pedro cometió el mayor pecado: negar a Dios, pero su arrepentimiento fue inmediato y también el perdón. Pedro es la mansedumbre en persona. No nos enseñó a pescar sino a vivir. Es decir, no a hincharse de soberbia, lujuria y vicios. Eso es destrozar la vida y acercarnos a las puertas de la muerte. La buena vida que él nos enseñó es hacer el bien y perseverar así hasta la muerte. San Pedro es la mansedumbre en persona y nos da ejemplo cuando deja todo para seguir a Jesús.